Es posible que hayas escuchado algunas frases que se suelen decir sobre la importancia de las personas en las empresas, tales como “las personas son el activo más valioso de una empresa” o “debes tratar bien a tus trabajadores para que ellos cuiden de tus clientes”. Y tu ¿Cómo tratas a tu equipo? En este post presento 4 claves para una buena administración de recursos humanos y también 3 beneficios derivados de hacerlo.
Una buena administración de recursos humanos comienza con cuidar a los empleados
La esencia de este enunciado es que la salud, el bienestar y la felicidad de las personas son muy importantes, también en el ámbito laboral.
Pero lo más importante, desde el punto de vista del negocio, es que además resulta rentable. Un empleado sano y feliz es más productivo y se ausenta menos.
Todo comienza con contratar a las personas más adecuadas para realizar las tareas que se les van a encomendar. Si contratas a un empleado que está pensando solamente en cubrir sus necesidades económicas, pero no está motivado con el trabajo que va a realizar, no te será de mucha ayuda.
Pero tu trabajo con relación a una buena administración de recursos humanos no acaba con la contratación. Deberás ocuparte de otras cosas en forma permanente, para lograr que se sientan bien cuidados y que cuiden a tus clientes.
4 claves para lograr una buena administración de recursos humanos
A continuación presento 4 claves para que puedas realizar una buena administración de recursos humanos en tu negocio:
1. Contrata en base a las actitudes más que en base a las habilidades
Una vez leí que la directora de recursos humanos de una gran empresa fabricante de automóviles decía con relación a esto: “los conocimientos y habilidades técnicas se aprenden, pero las malas actitudes no se pueden corregir”.
¿Te suena familiar? ¿Has tenido que despedir a alguien que contrataste por su buen currículum, pero que tenía problemas de actitud?
La contratación de una persona no es una tarea que puedas realizar a la ligera o que puedas delegar a otros para que la hagan.
Al menos para aquellos puestos que trabajarán más cerca de ti, debes dedicarle tiempo al proceso de contratación. Deberás realizar actividades como revisar los antecedentes de los candidatos, entrevistarlos, comentarles sobre el tipo de trabajo que van a realizar, pedir referencias personales y averiguar por qué dejaron sus empleos anteriores.
Todo esto te permitirá conocer cómo es la persona que estás contratando, más allá de fijarte qué es lo que ha hecho y qué es lo que sabe.
2. Siempre que sea posible, empodera a tus empleados
Tal vez has escuchado antes el término “empoderar” y te ha sonado a algo muy sofisticado. Este término es una traducción literal del inglés “empowerment” y tiene un significado muy amplio. En el ámbito laboral, empoderar significa simplemente darle a las personas la autonomía, la confianza y las herramientas requeridas, para que puedan realizar su labor.
Empoderar implica delegar el poder en los subordinados. Se delega no solo la autoridad sino también la responsabilidad, de manera que se sientan autónomos y responsables de su trabajo y por lo tanto de los resultados.
El empoderamiento genera mayor satisfacción en las personas y hace que estén motivadas. Por otro lado, aumenta la responsabilidad y compromiso con su trabajo. Esto significa que tendrás menos tareas de que encargarte, disponiendo de más tiempo para aquellas que no son delegables. Entre estas tareas se cuentan tomar decisiones críticas sobre tu negocio, analizar a tu competencia o ver qué tendencias tiene el mercado en el que te desenvuelves.
Sin embargo, empoderar tiene un requisito muy importante que es contar con empleados en los que puedas confiar. Por ello es que debes ponerle mucho empeño al proceso de contratación, al menos de aquellos con los que vayas a trabajar más de cerca.
3. Dedícale tiempo a tus empleados (mucho)
Aquello del trabajo en equipo no es un invento de los gurús de administración de recursos humanos, es una necesidad y significa que no puedes trabajar de manera aislada.
Como te imaginarás, una empresa es como un mecanismo de relojería en el que todos los engranajes tienen que estar bien aceitados para que funcione bien. Todas las áreas de una empresa son importantes y tienen el objetivo de hacer que esta gane dinero.
Por ello es importante que dediques tiempo a conversar con todo tu equipo, no solamente para que sientan confianza de decirte las cosas o plantearte sus sugerencias. También es importante conversar para que tú mismo veas cómo están caminando las cosas, detectes los problemas antes de que ocurran y darles cualquier consejo o mensaje de reconocimiento por el trabajo que están haciendo.
No te quedes todo el día en tu oficina dando órdenes e instrucciones, esperando que las cosas sucedan como por arte de magia.
Por otro lado, date el tiempo para darle una “palmada en la espalda” a aquellos que lo necesiten. Es muy común que los jefes sólo actúen ante una “metedura de pata”, lo cual es necesario hacer en el momento que ocurra, aunque siempre con un mensaje positivo.
El no reconocer las cosas buenas les deja el sentimiento de que no se percibe nada bueno de su trabajo. Podrías no estar reconociendo los esfuerzos que hicieron para resolver un problema que surgió con un cliente o las horas extras que trabajaron cuando se lo pediste.
4. Asegúrate de darles buenas condiciones de trabajo
Si pensabas que para una buena administración de recursos humanos es suficiente con pagar buenos sueldos, te doy la primicia de que no es así.
Hoy en día se habla de el “salario emocional”, un concepto que resulta de combinar el salario económico (lo que te pagan), con otras cosas menos tangibles, pero que también son importantes. Por ejemplo un ambiente de trabajo justo, seguro médico, reconocimiento, autonomía, retos profesionales, oportunidades de capacitación y desarrollo de la persona, actividades de integración (inclusive con la familia), entre otras cosas. Todas estas no necesariamente se pueden expresar de forma monetaria, pero que son valoradas por las personas.
Adicionalmente, debes tener en cuenta los rasgos de la generación del milenio o generación Y (entre los que probablemente te encuentres), que son todas las personas nacidas entre el año 1980 y el 2000 (no hay consenso sobre el rango de años). Los rasgos comprenden, entre otros, el ser competitivos, ser nativos con la tecnología e internet, usar masivamente las redes sociales, ser críticos, ser abiertos al cambio, buscar el equilibrio entre su vida personal y laboral, buscar emprender proyectos y vivir de lo que les apasiona.
Como probablemente todas las personas que contrates estarán en esta generación, es importante que tengas presentes sus rasgos generacionales. Así podrás asegurarte que las condiciones laborales que ofrezcas en adición al sueldo, sean las más favorables que puedas dar con los recursos económicos que cuente tu empresa.
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